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10 de abril de 2018
“COLLATERAL” (2004): UN GRAN THRILLER EN EL QUE MICHAEL MANN DIRIGE A TOM CRUISE Y JAMIE FOXX
Max (Jamie Foxx) lleva doce años detrás del volante
de su taxi y está curado de espantos. Las caras pasan por el retrovisor, la
gente y los lugares entran y salen de su vida. Pero una noche, en Los Ángeles,
se ve obligado a llevar como pasajero a un asesino a sueldo (Tom Cruise) que está cumpliendo un encargo.
-2 nominaciones al Oscar: Mejor
actor de reparto (Jamie Foxx), montaje.
-Globos de Oro: Nominada Mejor
actor de reparto (Jamie Foxx). -Premios BAFTA: Mejor fotografía. 6 nominaciones, incluyendo mejor director. -National Board of Review: Mejor director (Michael Mann). -Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor fotografía.
CRÍTICAS:
El Sr. Mann hace los thrillers del modo
en que John Ford hacía los westerns, usando el género como una vía para querer
decir algo con significado, más que como un género de evasión. (...) Llena de
ritmos incesantes y de una belleza desgarradora. (Manohla Dargis: The New
York Times)
---------------------------------------- Magnetismo, espectáculo y tensión de
Michael Mann. El director de 'Collateral' regala una jornada feliz a los
amantes del cine de corte clásico. (Carlos Boyero: Diario El Mundo)
7/10 DECINE21
CríticaCollateral
Un
viajero diferente
Max. Un taxista que hace su turno de noche.
Alimenta sueños quiméricos, como el de poner en marcha un negocio de limusinas
para llevar a celebridades y hombres de negocios. Pero en realidad es un
perdedor, incapaz de ir a más allá de una conversación amistosa con una hermosa
e inteligente viajera, fiscal, a la que lleva en su vehículo. Incluso ante su
madre enferma mantiene la ficción de que su sueño de las limusinas es ya una
realidad. Tras dejar a su cliente en determinado lugar, un nuevo viajero, Vincent,
aborda su vehículo. Le ofrece una importante suma de dinero para estar a su
disposición toda la noche, llevándole a cinco puntos donde debe visitar a cinco
personas. Hasta ahí, todo normal. Pero en realidad Vincent es un frío asesino,
que con increíble despego, está ‘trabajando’ en esas visitas. Cuando Max se
entera, no tiene otro remedio que cooperar a la fuerza.
Podía
ser un thriller convencional, relativamente ingenioso en su punto de partida, y
nada más. Pero Stuart Beattie firma
un guión de primera división, muy bien escrito, donde la clave es lo bien
perfilados que están los personajes, que se alejan, para bien, de los
estereotipos al uso. De entrada, Vincent, al que da vida Tom Cruise,
es el personaje más goloso: un asesino frío, pero que se encuentra a gusto con
Max, al que desea sinceramente ayudar; y aunque le presiona, desde luego, para
que no ponga obstáculos en sus crímenes, le da consejos válidos para su vida
personal, desempeñando el papel de mentor; e igual habla de jazz de modo
exquisito, que cae en un curioso humor negro, como cuando, a la pregunta sobre
de qué murió su padre, responde que lo mató cuando tenía doce años, para a
continuación asegurar que ‘es broma, murió de cáncer de estómago’. Max era
carne de cañón para dar pie a un personaje de lo más trillado: el de hombre
corriente que, ante una situación límite, responde con heroísmo. Por supuesto
que esos mimbres forman parte de él, pero Beattie sabe dibujar con muchos
matices su innegable frustración, y los trucos que tiene para evadirse. A lo
que se suma la interpretación de un pedazo de actor, Jamie Foxx,
que si no gana el Oscar por este film, lo hará por su otra composición del año
en Ray.
La
trama tiene emoción, y rompe el saque en más de un momento. Vemos a la policía,
que empieza a pisar los talones al asesino. Las muertes acontecen a veces de
modo inesperado, cuando la historia estaba adquiriendo tintes muy humanos.
Vemos a Max cantando las cuarenta a su jefe, a instancias de Vincent. Alguno
podría considerar exagerado ese tipo tiroteado que cae justo encima del
vehículo de Max. Pero esa ‘lluvia del cielo’ se convierte también en poderoso
símbolo de cómo el taxista se ha sumergido, sin comerlo ni beberlo, en una
aventura que va a cambiarle la vida. Los diálogos están muy cuidados, repletos
de ingenio. Y los conocimientos de Max para llegar a los puntos de destino por
la ruta más corta, contrastan con su innegable torpeza a la hora de orientarse
por los caminos de su vida.
Rodar es una
aventura
La mayor parte de la película está filmada con
cámaras de vídeo digital de alta definición. Esto tiene interesantes ventajas.
Como casi todo está rodado de noche, permite aprovechar mejor la luz disponible
de Los Ángeles, y así convertir el manto nocturno de la ciudad en un personaje
más. La clave era forzar las cámaras al máximo. Además, como el equipo de vídeo
digital es más pequeño, aumentaba las posibilidades a la hora de rodar las
escenas del interior del taxi, que cubren casi un tercio de la película. Michael Mann insistió en que deseaba que
pareciera que dentro del vehículo no hay ninguna luz en absoluto, que la
iluminación procede en realidad del exterior: reflejos de farolas, semáforos,
escaparates, etc. De modo que para dar el pego se colocaron unas pequeñas
láminas de fósforo que proporcionaban una luz tenue. Para las escenas del taxi
se usaron cuatro vehículos distintos, además de tres trailers construidos al
efecto con distintas partes del taxi: uno carecía de parabrisas, otro servía
para rodar el sitio del pasajero, y otro para atrapar el lado del conductor. En
total, siete escenarios diferentes.
¿Collateral?
Más de uno y más de dos no acaban de aclararse
acerca del título de la película. ¿Por qué Collateral?
Vincent lo explica en un momento del film, cuando hace gala de su
‘profesionalidad’. Asegura el asesino para tranquilizar a Max que, a lo largo
de su dilatada carrera, sólo se han producido dos víctimas colaterales, dos
muertes que no estaban contempladas. Él sólo mata a los que debe matar. Aunque
la verdad, esta afirmación no acaba de calmar al bueno de Max.
Así nace una idea
Hay gente que, cuando toma un taxi va pensando
en las musarañas, escuchando la radio, mirando por la ventanilla, o charlando
del tiempo con el conductor. Eso, si no se ponen a hablar con el móvil. Otros,
piensan ideas para sus películas. El guionista Stuart Beattie asegura: “Iba a tomar un
taxi en el aeropuerto de Sydney. Empecé a charlar con el taxista. No sé de qué
estábamos hablando, pero se me ocurrió que yo podía haber sido un maníaco
homicida sentado ahí detrás, y que ese tipo no supiera que lo era. Y estar
hablando como los mejores amigos del mundo. El taxi me pareció un escenario
único, un lugar donde dos completos extraños comparten un espacio muy pequeño,
y uno da la espalda al otro. Y se están concediendo una insensata cantidad de
confianza, si se tiene en cuenta que desde pequeños hemos oído que no debemos
entrar en el coche de un desconocido. Y justamente, eso es lo que hacemos con
los taxis continuamente.”
Las
cosas cambian
Cuando Stuart Beattie escribió el guión del
film, su idea era una película pequeña, de corte independiente, que se haría
con cuatro duros. No podía imaginar que su magnífica historia iba a despertar
la atención de tipos tan importantes como el director Michael Mann, el productor ejecutivo Frank Darabont, o las estrellas Tom Cruise y Jamie Foxx. Cuando éstos se involucraron,
aumentó la envergadura del proyecto. Dice Beattie: “Si eres guionista y
consigues que Michael Mann dirija tu guión y Tom Cruise lo protagonice, si no
estás contento al 100%, quizá deberías buscar otro trabajo”. Una de las cosas
que se cambiaron fue la ciudad donde transcurre la acción. Originalmente era
Nueva York, ciudad de taxis por antonomasia, pero pasó a ser Los Ángeles. Otro
cambio fue que el malo era un mafioso ruso, pero al ser Bardem seleccionado
para encarnarlo, se convirtió en un narco de origen colombiano. Y aunque se
escribió la historia pensando en un taxista con la cara de Robert De Niro (¿en qué pensaría el
guionista, en Taxi Driver?), al final fue Foxx quien le
dio vida.
El cuentacuentos
Alguien debía haber visto a Javier Bardem en Los lunes al sol,
dando su particular versión de la fábula clásica de “La cigarra y la hormiga”,
para encomendarle el papel de villano de la función. En efecto, cuando el
taxista Max, que simular ser Vincent, comenta al gángster Félix que ha perdido
la lista de tipos a los que se supone que debe asesinar, le cuenta una curiosa
historia acerca del ayudante de Santa Claus, encargado de castigar a los niños
que han sido malos ese año.
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