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15 de junio de 2020

“LOS JUEGOS DEL HAMBRE” (2012): HOY A LAS 15.20 EN NEOX PARA DISFRUTAR DEL CAFÉ EN FAMILIA


Título original: The Hunger Games

Dirección: Gary Ross. 

País: USA. 

Duración: 142 min. 

Género: Ciencia-ficción, drama. 


Interpretación: Jennifer Lawrence (Katniss Everdeen), Josh Hutcherson (Peeta Mellark), Liam Hemsworth (Gale Hawthorne), Elizabeth Banks (Effie Trinket), Woody Harrelson (Haymitch Abernathy), Wes Bentley (Seneca Crane), Donald Sutherland  (presidente Snow), Lenny Kravitz (Cinna), Stanley Tucci (Caesar Flickerman), Isabelle Fuhrman (Clove), Toby Jones (Claudius). 

Guion: Gary Ross, Suzanne Collins y Billy Ray; basado en la novela de Suzanne Collins. 

Música: James Newton Howard. 

Fotografía: Tom Stern. 


Estreno en USA: 23 Marzo 2012. 
Estreno en España: 20 Abril 2012. 


Sinopsis
Todos los años en las ruinas de lo que era una vez América del Norte, el Capitolio de la nación de Panem obliga a cada uno de sus doce distritos a enviar a un chico o chica adolescente a competir en los Juegos del Hambre. Los Juegos del Hambre, un retorcido castigo por un levantamiento que tuvo lugar en el pasado y una táctica de intimidación gubernamental continuada, son un acontecimiento retransmitido por televisión en todo el país en el que los “Tributos” deben luchar entre sí hasta que sólo quede un superviviente. Katniss Everdeen, de dieciséis años de edad, se presenta como voluntaria en lugar de su hermana para participar en los juegos, y se ve obligada a confiar en su aguzado instinto, así como en los consejos de un antiguo vencedor borracho, Haymitch Abernathy, cuando termina enfrentada a otros Tributos que han sido objeto de un entrenamiento intensivo y que se han estado preparando para estos Juegos durante toda su vida. Si quiere volver a su casa en el Distrito 12, Katniss deberá tomar decisiones imposibles en la arena en las que tendrá que contraponer la supervivencia a la humanidad, y la vida al amor.


CRÍTICA DE Julio Rodríguez Chico  (21.04.12):

Calificación: 7/10

 “Los Juegos del Hambre”: El show de indignos e indignados

·                                 “Los Juegos del Hambre” contiene una crítica al poder totalitario y a los mass media. Gary Ross parte de una historia apasionante y sugerente para construir una trama ágil y amena que mantiene atento al espectador durante todo el metraje.

Como castigo a su insurrección, cada distrito debe entregar al Capitolio como Tributos a un chico y a una chica adolescentes, para un juego de lucha a muerte en que sólo quedará un superviviente. En el bombo de este año, la “suerte” les cae a la joven Katniss —que se presenta como voluntaria para liberar a su hermana pequeña—, y a Peeta, un aprendiz de panadero que tendrá que ingeniárselas para compensar sus escasas aptitudes para la lucha. Trasladados a la capital de Panem junto con los otros Tributos, serán entrenados y arrojados a la arena como nuevos gladiadores en un espectáculo visto por todos los habitantes de la nación, y donde un poco de amor y esperanza serán ingredientes necesarios, junto a la sagacidad, para escapar al destino escrito en un plató de televisión. Esta es la triste y aterradora historia de “Los Juegos del Hambre”, adaptación de la primera entrega de la trilogía de Suzanne Collins que ahora Gary Ross lleva al cine, en lo que es una alegoría política de la lucha por la libertad y una alusión a la indignidad que sostiene a los reality show.


La crítica al poder totalitario es tan palmaria como la que se dirige a esos mass media, que fabrican imágenes falsas para ofrecérselas al telespectador como alimento virtual, insustancial y narcotizante de conciencias. El aspecto estrafalario de ciertos habitantes de Panem que asisten al espectáculo es tan patético y ridículo como superficial y cruel es su comportamiento ante la vida de los Tributos. Quiere ser reflejo del lamentable espectáculo de la modernidad llevada al futuro, sofisticada en su progreso tecnológico y degradada en su humanidad, esclava de sus sentimientos y acrítica ante la injusticia ajena. Allí asistimos a la explotación de las miserias humanas inducidas para saciar el morbo del espectador, insensible ante la vileza que supone dar su patrocinio” a determinado concursante, cuando lo que se juega es la vida (física) o la dignidad (moral), algo que ya se puede ver en nuestra televisión. Y es también el embrutecimiento de una sociedad que mira a las personas como animales a los que basta con enviar estímulos reconfortantes en paracaídas o regalar un poco de esperanza, pero no demasiada.


En ese sentido, Gary Ross vuelve sobre los pasos de “El show de Truman (Una vida en directo)” (Peter Weir, 1998) para hablarnos del gran teatro del mundo y de la impostura de nuestra sociedad, de una aparente libertad construida en falso y de ese rescoldo que brota de la rabia y la dignidad para contravenir a quienes creen disponer de nuestra vida. Hay intentos de controlar y dirigir los  pasos de los concursantes, de herirles en su humanidad y regalarles el bálsamo oportuno, de jugar con sus sentimientos y fabricar romances improbables, de decidir sobre su futuro para después quitárselo. Pero también hay una voluntad de volverse a sublevar como individuo y como pueblo, de pensar y hacer creer a los poderosos que se han salido con la suya, de gritar indignados contra quienes les amordazan con sólo bajar el volumen del televisor. Porque en esta historia, el presidente Snow y su longa manus Seneca creen estar construyendo una historia de amor adolescente que les dé audiencia y poder, pero Katniss y Peeta juegan a otra cosa, cada uno con sus armas, y llega un momento —con el romance— en que el espectador no sabe si está asistiendo a una realidad o a una ficción realizada para los televidentes de Panem, una vuelta de tuerca sobre la frágil verdad de lo que aparece en la pantalla.

El director parte de una historia apasionante y sugerente, para después construir una trama ágil y amena que mantiene atento al espectador durante todo el metraje. El montaje imprime un ritmo vertiginoso a las persecuciones y un tono videoclipero y un tanto confuso a las peleas, y sabe tomarse respiros de ternura y romance con momentos emocionantes que conmueven o enardecen a la rebelión. Buen manejo de una música envolvente firmada por James Newton Howard, y una fotografía que se llena de frialdad para retratar a los habitantes del Capitolio.


Por otro lado, hay que destacar la convincente interpretación de Jennifer Lawrence para dar vida a una heroína que quiere ser dueña de su destino y que promete liderar una revolución en el Distrito 12, con Peeta o sin él, pues su amigo Gale también espera su oportunidad. Los secundarios apenas están esbozados y no van más allá de lo esquemático, y personajes como el mentor de Katniss merecerían un mayor desarrollo para descubrir lo que fue su vida tras el éxito. Pero ella es la estrella y no defrauda. De momento, tenemos una película muy entretenida, un estimulante blockbuster con algo de épica y amor, con mucha ruindad y un poco de esperanza, en lo que es un televisivo espectáculo de sentimientos y también un show de indignos e indignados.


(Textos de LaButaca.Net)

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