Título original: The Hunger Games
Dirección: Gary Ross.
Duración: 142 min.
Interpretación: Jennifer Lawrence (Katniss Everdeen), Josh Hutcherson (Peeta
Mellark), Liam Hemsworth (Gale Hawthorne), Elizabeth Banks (Effie Trinket), Woody Harrelson (Haymitch Abernathy), Wes Bentley (Seneca Crane), Donald Sutherland (presidente Snow), Lenny Kravitz (Cinna), Stanley Tucci (Caesar
Flickerman), Isabelle Fuhrman (Clove), Toby Jones (Claudius).
Fotografía: Tom Stern.
Estreno en USA: 23 Marzo 2012.
- Puntuación
media: 6,6/10
- Crítica (6/10): Loca, loca
juventud, por José Arce
- Crítica (7/10): Una chispa de
esperanza, por Joaquín R. Fernández
- Crítica (7/10): El show de
indignos e indignados, por Julio Rodríguez Chico
- Reportaje: Luchar por sobrevivir,
por Jordi Revert
- Reportaje: En busca de otra
franquicia juvenil, por Joaquín R. Fernández
- Entrevista a la actriz protagonista Jennifer Lawrence, por José Arce
Todos los años en
las ruinas de lo que era una vez América del Norte, el Capitolio de la nación
de Panem obliga a cada uno de sus doce distritos a enviar a un chico o chica
adolescente a competir en los Juegos del Hambre. Los Juegos del Hambre, un
retorcido castigo por un levantamiento que tuvo lugar en el pasado y una
táctica de intimidación gubernamental continuada, son un acontecimiento
retransmitido por televisión en todo el país en el que los “Tributos” deben
luchar entre sí hasta que sólo quede un superviviente. Katniss Everdeen, de
dieciséis años de edad, se presenta como voluntaria en lugar de su hermana para
participar en los juegos, y se ve obligada a confiar en su aguzado instinto,
así como en los consejos de un antiguo vencedor borracho, Haymitch Abernathy,
cuando termina enfrentada a otros Tributos que han sido objeto de un
entrenamiento intensivo y que se han estado preparando para estos Juegos
durante toda su vida. Si quiere volver a su casa en el Distrito 12, Katniss
deberá tomar decisiones imposibles en la arena en las que tendrá que
contraponer la supervivencia a la humanidad, y la vida al amor.
CRÍTICA DE Julio Rodríguez Chico (21.04.12):
Calificación: 7/10
“Los Juegos del
Hambre”: El show de indignos e indignados
·
“Los Juegos del
Hambre” contiene una crítica al poder totalitario y a los mass media. Gary Ross
parte de una historia apasionante y sugerente para construir una trama ágil y
amena que mantiene atento al espectador durante todo el metraje.
Como castigo a su
insurrección, cada distrito debe entregar al Capitolio como Tributos a un chico
y a una chica adolescentes, para un juego de lucha a muerte en que sólo quedará
un superviviente. En el bombo de este año, la “suerte” les cae a la joven
Katniss —que se presenta como voluntaria para liberar a su hermana
pequeña—, y a Peeta, un aprendiz de panadero que tendrá que ingeniárselas para
compensar sus escasas aptitudes para la lucha. Trasladados a la capital de
Panem junto con los otros Tributos, serán entrenados y arrojados a la arena
como nuevos gladiadores en un espectáculo visto por todos los habitantes de la
nación, y donde un poco de amor y esperanza serán ingredientes necesarios,
junto a la sagacidad, para escapar al destino escrito en un plató de
televisión. Esta es la triste y aterradora historia de “Los Juegos del
Hambre”,
adaptación de la primera entrega de la trilogía de Suzanne Collins que ahora Gary Ross lleva al cine, en lo que es una
alegoría política de la lucha por la libertad y una alusión a la indignidad que
sostiene a los reality show.
La crítica al poder
totalitario es tan palmaria como la que se dirige a esos mass media,
que fabrican imágenes falsas para ofrecérselas al telespectador como alimento
virtual, insustancial y narcotizante de conciencias. El aspecto estrafalario de
ciertos habitantes de Panem que asisten al espectáculo es tan patético y
ridículo como superficial y cruel es su comportamiento ante la vida de los
Tributos. Quiere ser reflejo del lamentable espectáculo de la modernidad
llevada al futuro, sofisticada en su progreso tecnológico y degradada en su
humanidad, esclava de sus sentimientos y acrítica ante la injusticia ajena.
Allí asistimos a la explotación de las miserias humanas inducidas para saciar
el morbo del espectador, insensible ante la vileza que supone dar su “patrocinio” a determinado concursante,
cuando lo que se juega es la vida (física) o la dignidad (moral), algo que ya
se puede ver en nuestra televisión. Y es también el embrutecimiento de una
sociedad que mira a las personas como animales a los que basta con enviar
estímulos reconfortantes en paracaídas o regalar un poco de esperanza, pero no
demasiada.
En ese sentido,
Gary Ross vuelve sobre los pasos de “El show de Truman (Una vida en
directo)” (Peter Weir, 1998)
para hablarnos del gran teatro del mundo y de la impostura de nuestra sociedad,
de una aparente libertad construida en falso y de ese rescoldo que brota de la
rabia y la dignidad para contravenir a quienes creen disponer de nuestra vida.
Hay intentos de controlar y dirigir los pasos de los concursantes, de
herirles en su humanidad y regalarles el bálsamo oportuno, de jugar con sus
sentimientos y fabricar romances improbables, de decidir sobre su futuro para
después quitárselo. Pero también hay una voluntad de volverse a sublevar como individuo
y como pueblo, de pensar y hacer creer a los poderosos que se han salido con la
suya, de gritar indignados contra quienes les amordazan con sólo bajar el
volumen del televisor. Porque en esta historia, el presidente Snow y su longa manus Seneca creen estar construyendo una
historia de amor adolescente que les dé audiencia y poder, pero Katniss y Peeta
juegan a otra cosa, cada uno con sus armas, y llega un momento —con el romance—
en que el espectador no sabe si está asistiendo a una realidad o a una ficción
realizada para los televidentes de Panem, una vuelta de tuerca sobre la frágil
verdad de lo que aparece en la pantalla.
El director parte
de una historia apasionante y sugerente, para después construir una trama ágil
y amena que mantiene atento al espectador durante todo el metraje. El montaje
imprime un ritmo vertiginoso a las persecuciones y un tono videoclipero y un
tanto confuso a las peleas, y sabe tomarse respiros de ternura y romance con
momentos emocionantes que conmueven o enardecen a la rebelión. Buen manejo de
una música envolvente firmada por James Newton
Howard, y una fotografía que se llena de frialdad
para retratar a los habitantes del Capitolio.
Por otro lado, hay
que destacar la convincente interpretación de Jennifer
Lawrence para
dar vida a una heroína que quiere ser dueña de su destino y que promete liderar
una revolución en el Distrito 12, con Peeta o sin él, pues su amigo Gale
también espera su oportunidad. Los secundarios apenas están esbozados y no van
más allá de lo esquemático, y personajes como el mentor de Katniss merecerían
un mayor desarrollo para descubrir lo que fue su vida tras el éxito. Pero ella
es la estrella y no defrauda. De momento, tenemos una película muy entretenida,
un estimulante blockbuster con
algo de épica y amor, con mucha ruindad y un poco de esperanza, en lo que es un
televisivo espectáculo de sentimientos y también un show de
indignos e indignados.
(Textos
de LaButaca.Net)
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