- Título original: The Descendants
- Año: 2011
- País: EE.UU.
- Dirección: Alexander
Payne
- Intérpretes: George Clooney, Shailene Woodley, Beau Bridges, Judy Greer, Matthew Lillard, Robert Forster, Amara Miller, Nick Krause, Patricia Hastie, Mary Birdsong, Rob Huebel
- Argumento: Kaui Hart Hemmings (novela)
- Guión: Alexander Payne, Nat Faxon, Jim Rash
- Fotografía: Phedon
Papamichael
- Distribuye en cine: Fox
- Distribuye
en formato doméstico: Fox
8/10
CRÍTICA
En tránsito
Hawai es algo más que un lugar de playas paradisíacas.
Las desgracias ocurren como en cualquier otro sitio, y Matt King, abogado
inmobiliario demasiado absorto en su trabajo, está sufriendo una de ellas.
Padre de dos hijas –la jovencita Alex y la pequeña Scottie–, la esposa y madre,
Elizabeth, está en coma irreversible tras un accidente acuático. No hay
esperanzas de recuperación, sólo queda desenchufar la respiración asistida, y
cuidarla hasta que muera. Si sobrellevar algo así ya es difícil, todavía lo es
más cuando Matt se entera por Alex que Elizabeth le engañaba. Debe encajar y
gestionar esta dolorosa noticia, con la asunción en serio de su responsabilidad
de padre de familia y la culminación de la venta una importante propiedad
familiar en una de las islas, de la que él es único depositario, y que le
enraiza con la tierra y sus antepasados nativos.
Magnífica traslación a la pantalla de la novela
homónima de Kaui Hart Hemmings,
con guión del director, Alexander Payne,
respaldado por el dúo de actores reconvertidos a guionistas que conforman Nat Faxon y Jim Rash.
Se trata de una historia profundamente humana, de personajes muy bien
perfilados, interpretados por un reparto sensacional donde brilla con luz
propia George
Clooney, perfecto en su rol de hombre corriente sobrepasado por los
acontecimientos, pero también Shailene Woodley como
su hija mayor, que aguanta sin titubeos los planos compartidos con la popular
estrella. La niña Amara Miller es
muy natural, y Nick
Krause atrapa la idea de su rol, de atolondrado medio novio de
Alex. Hay otros personajes con menos minutos en pantalla, pero con peso
específico en la historia, y actores como Robert Forster, Judy Greer y Beau Bridges los
bordan. También sale airoso Matthew Lillard en
un papel difícil, su existencia y relación con Elizabeth son las que encauzan
la tragedia en una dirección determinada.
A Alexander Payne (A propósito de
Schmidt, Entre copas) parece que le gusta
estructurar sus películas en torno a un viaje o desplazamiento que no sólo es
físico sino también, y sobre todo, emocional. Y aquí se apoya bien en una
selección musical exótica hawaiana, que da el “mood” adecuado a lo que se
cuenta. El cineasta arranca su historia con una familia en descomposición, con
un futuro no demasiado prometedor, para mostrar cómo de lo que parece y es malo
–el accidente, la infidelidad...– puede surgir algo bueno –de la aceptación de
la situación se pasa al conocimiento, la comprensión, el perdón, el amor en
suma...– que tal vez ayude a recomponer lo que parecía irremisiblemente
perdido. Con un esquema inteligente –etapas en el camino que incluyen la visita
a amigos y familiares, y el hurgar en las heridas recién descubiertas–, y una
feliz imbricación de la cuestión inmobiliaria –que invita a pensar en la tierra
como algo más que una oportunidad de convertirse en millonario–, entrega una
película que roza la perfección, donde a los momentos propicios para las lágrimas
sabe darles, cuando conviene, algunos desahogos humorísticos muy de agradecer.
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