La doctora polaca Katarzyna
Jachimowicz ha recibido el veredicto favorable de una corte de apelaciones
noruega a su demanda contra el despido de que fue objeto por parte de la
estatal Clínica de la Familia, en Sauherad, informa el Catholic Herald.
El motivo del despido había sido la negativa de la especialista,
por razones de conciencia, a implantar dispositivos intrauterinos (DIU) a las
mujeres que lo solicitaran. Desde 2015, una ley del país nórdico prohíbe a los
facultativos abstenerse de proveer servicios de control de natalidad. Se
permite la objeción de conciencia para los casos de aborto quirúrgico, pero no
así para el resto de los procedimientos, como la implantación de un DIU.
La doctora Jachimowicz, con 23 años de experiencia profesional,
se había establecido en Noruega en 2010. Antes de comenzar a trabajar con la
Clínica de la Familia había declarado su objeción respecto al empleo de los
DIU, lo cual no fue obstáculo alguno para sus empleadores en aquel momento.
La Corte de Apelaciones ha
sentenciado que se había violado la libertad de conciencia de la doctora
despedida por negarse a implantar DIU
Según contó la especialista al sitio
polaco DEON, en Noruega el aborto se realiza a petición de la
gestante por motivos a veces triviales, como la falta de recursos, el deseo de
estudiar, que la pareja tenga otros planes o que el gestado sea fruto de un
encuentro informal. El médico, en ningún caso, puede debatir con la solicitante
sobre su decisión. “Nunca –señala– he conocido una situación en que el embarazo
en realidad supusiera una amenaza a la vida de la madre”.
La regulación gubernamental que priva a los médicos de invocar la
cláusula de conciencia en temas reproductivos, los obliga a preparar y enviar
toda la documentación de la paciente que desee abortar al centro médico que
realizará la intervención, con lo que ya participan de alguna manera en el
proceso.
En el caso de las que quieren implantarse un DIU, los médicos no
pueden rehusar. La doctora Jachimowicz, al ser requerida por la clínica para
recibir instrucción sobre cómo colocar esos dispositivos, se negó a ello. Dos
colegas suyos que sostuvieron la misma postura fueron despedidos. Ella también
lo fue, en diciembre de 2015.
La objeción, insuficiente motivo de despido
Tras una primera demanda de la especialista contra el centro
médico por despido improcedente, un tribunal dio la razón a este último, tras
lo cual la afectada presentó un recurso. El pasado 24 de noviembre, en la
sentencia favorable de la Corte de Apelaciones, el juez que examinó el caso
determinó que se había violado la libertad de conciencia de la doctora y que,
como la paciente pudo haber obtenido el DIU de otro profesional médico, el
centro médico no tenía motivo suficiente para despedirle. El ayuntamiento de
Sauherad, sin embargo, piensa recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Ante el resultado obtenido de momento, Robert Clarke, director
del capítulo europeo de ADF International , organización que defiende la
libertad religiosa, ha declarado que “nadie puede ser obligado a elegir entre
obedecer a su conciencia y conservar su profesión. El fallo de la Corte de
Apelaciones sostiene el derecho a la objeción de conciencia por parte de los
profesionales médicos, una prerrogativa protegida por la ley internacional”.
En términos parecidos se ha manifestado el obispo católico Bernt
Eidsvig, de Oslo y Trondheim, al calificar la decisión como “una victoria de la
libertad de conciencia”.
"Espero que en el futuro las
leyes del país guarden más respeto por los derechos humanos"
La sentencia del Supremo será decisiva
Como era de esperar, la dirección del centro médico no se ha
quedado cruzada de brazos. “Han decidido que quieren echar atrás el veredicto y
llevar el caso hasta el Tribunal Supremo de Noruega”, explica la Dra.
Jachimowicz a Aceprensa en conversación a través de una red social, ocasión que
aprovecha para anunciarnos que vendrá a Madrid a inicios de 2018.
La decisión de los directivos de la
institución contrasta con la de muchísimos colegas de la especialista: “La
mayoría de ellos en la clínica me han apoyado significativamente y me han
felicitado por haber ganado el caso ante el tribunal. Han recibido el resultado
de modo positivo, incluso aunque no compartimos las mismas ideologías”.
“He tenido asimismo mucho apoyo por parte de la NKLF (la Unión
Noruega de Médicos Cristianos), que ha sido de mucha ayuda, tanto en lo
espiritual como en lo financiero. Y también he recibido el respaldo económico
de la Alliance Defending Freedom, así como de muchas comunidades católicas y
protestantes de Polonia y de Noruega”.
Por último, sobre lo que puede significar su caso para otros
médicos que se encuentren en situación semejante, nos dice: “No estoy muy
segura acerca de la relevancia de mi caso, pero espero que pueda llevar a un
cambio de mayor calado en la ley noruega. Creo que será un gran paso para
devolver la cláusula de conciencia a la práctica médica. También espero que en
el futuro las leyes del país guarden más respeto por los derechos humanos. El
veredicto del Tribunal Supremo será un factor decisivo”.
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